domingo, 24 de febrero de 2008

Hidráulica
AGUA. Hay una gran variedad de formas de generar energía por medio de agua en movimiento. Este prototipo de una central maremotriz fue construido en la isla de Islay, Escocia, sobre un barranco que encierra una columna de agua marina. A medida que el mar sube y baja, hace pasar el aire a través de una turbina, accionando un generador eléctrico. (Martin Bond/SPL) Los sistemas maremotrices podrían abastecer casi tres cuartas partes de las necesidades energéticas actuales de la Comunidad Europea. Las posibilidades para las mini-centrales hidroeléctricas son también significativas. En China hay más de 60.000 de estas centrales en funcionamiento, lo que es sólo una quinta parte del potencial hidroeléctrico total. En los EEUU, si las 67.000 presas existentes, la mayoría de ellas construidas para controlar inundaciones, fueran utilizadas para producir electricidad, seria posible
abastecer a varios millones de hogares.

EnEspaña el potencial adicional técnicamente desarrollable podría duplicar la producción actual, alcanzando los 65 TWh anuales, aunque los costes ambientales y sociales serían desproporcionados. La propuesta no considera la construcción de ninguna nueva gran central, centrando los esfuerzos en la rehabilitación de las minicentrales cerradas, mejora de las existentes y aprovechamiento hidroeléctrico de los embalses que carecen de él. Tales acciones permitirían incrementar la producción anual en 3 ó 4 TWh, sin ningún impacto ambiental adicional hasta alcanzar los 35 TWh en un año medio (ni muy seco ni especialmente lluvioso). Las inversiones necesarias ascienden a 200.000 Mpta.


Energía eólica

La conversión de la energía del viento en electricidad se realiza por medio de aerogeneradores, con tamaños, que abarcan desde algunos vatios, hasta los 4.000 kilovatios (4 MW). Actualmente la capacidad instalada asciende a 7.000 MW, equivalente a siete grandes centrales nucleares.
En 1.997 ya es competitiva la producción de electricidad con generadores eólicos de 600 kW y en lugares donde la velocidad media del viento supera los 7 metros por segundo. Se espera que dentro de unos pocos años también las máquinas grandes (entre 1 y 2 MW) lleguen a ser rentables. La energía eólica no contamina y su impacto ambiental es muy pequeño comparado con otras fuentes energéticas. De ahí la necesidad de acelerar su implantación en todas las localizaciones favorables, aunque procurando reducir las posibles repercusiones negativas, especialmente en las aves, en algunas localizaciones. Las mejores zonas eólicas en España son las siguientes: Islas Canarias, Zona del Estrecho, costa Gallega y valle del Ebro.
Alcanzar los 2.500 MW en el año 2.005 es un objetivo ambicioso, pero factible técnica y económicamente, dadas las ventajas de la energía eólica: reducido impacto ambiental, recurso renovable, independencia de las importaciones e impacto positivo en la generación de empleo. Se debe desarrollar una industria capaz de producir en serie y a costes competitivos. Las inversiones totales para el periodo 1.998-2.005 ascienden a 300.000 Mpta, cantidad equivalente o inferior al de una central nuclear de 1.000 MWe. Los costes de la eólica son ya casi competitivos con los de las energías convencionales: 150.000 PTA el KW instalado y 9 PTA el kWh.
En el año 2.005 sería factible producir en España 6,3 TWh, y en el año 2.020 se podrían alcanzar los 25 TWh. La meta a alcanzar es instalar 10.000 MW eólicos en el año 2.020. Para el año 2.030 la EWEA ha propuesto instalar un total de 100.000 MW en la Unión Europea.

La consultora BTM Consulting APS pronostica que en Europa se pasará de los 4.794 megawatios ahora instalados a unos 12.500 en el 2002, casi el triple en sólo tres años. Este aumento obedece, según esta consultora, a motivos medioambientales, pero en otras zonas del planeta, como China o el norte de África, también hay apuestas por la eólica como generador de energía a falta de una red aceptable de suministro eléctrico.

La energía eólica aglutina el protagonismo de un espectacular crecimiento en los últimos años acompañado de un interés también creciente por parte de empresas y comunidades autónomas.
En instalaciones para parques eólicos se han invertido, en 1998, casi 80.000 millones de pesetas, el doble que en 1997 y más que en los doce anteriores, es decir; desde que empezaron a levantarse molinos de viento en 1986. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro Energético (IDAE), hay medio millar de empresas involucradas en este sector.
Alemania es el gran líder en energía eólica: diseñan los parques con cuidado para no tener problemas con los grupos ecologistas locales, pagan una prima de unas 20 pesetas por el kilovatio de eólica transferido a la red, aquí ese precio es de 11 pesetas, y hay empresas interesadas en seguir avanzando.
Greenpeace asegura que las compañías eléctricas se resistieron en los primeros años al desarrollo de la eólica pero después,"cuando han visto que es un negocio, se han apuntado al carro". El parque eólico de Tarifa, por ejemplo, exigió una inversión de 6.000 millones de pesetas y ahora factura mil millones de pesetas al año.


Energía geotérmica

El potencial geotérmico español es de 600 Ktep anuales, según una estimación muy conservadora del Instituto Geológico y Minero de España. Para el año 2.005 se pretende llegar a las 100 Ktep, lo que requerirá unas inversiones de 40.000 Mpta. Los usos serían calefacción, agua caliente sanitaria e invernaderos, no contemplándose la producción de electricidad.


Biomasa

BIOMASA. La biomasa - la vegetación empleada para energía - puede llegar a ser uno de los combustibles más importantes en el futuro. En los próximos veinte años podría suministrar un octavo del presupuesto energético mundial. Una gran variedad de desechos agrícolas y madereros y de cultivos energéticos, simbolizados por el campo de maíz (fondo: Alex Bartel/SPL) pueden transformarse para suministrar una gama de combustibles para el transporte, o pueden ser quemados para generar electrici dad. Un ejemplo de esto es la conversión de las astillas de madera en un gas rico en metano. (Izquierda: US Dept. of Energy/SPL) Al igual que los combustibles fósiles, este gas puede quemarse en centrales eléctricas efi cientes que maximicen el contenido energético del combustible, generando electricidad al mismo tiempo que utilizan el calor sobrante.

La utilización de la biomasa es tan antigua como el descubrimiento y el empleo del fuego para calentarse y preparar alimentos, utilizando la leña. Aún hoy, la biomasa es la principal fuente de energía para usos domésticos empleada por más de 2.500 millones de personas en el Tercer Mundo.
La combustión de la biomasa es contaminante. En el caso de la incineración de basuras, tal y como se viene haciendo con los residuos urbanos en la mayoría de las ciudades europeas y norteamericanas, la combustión emite a la atmósfera contaminantes, algunos de ellos cancerígenos, como las dioxinas. El reciclaje y la reutilización de los residuos permitirá mejorar el medio ambiente, ahorrando importantes cantidades de energía y de materias primas, a la vez que se trata de suprimir la generación de residuos tóxicos y de reducir los envases.
En España actualmente el potencial energético de la biomasa asciende a 37 Mtep, pero tal cifra incluye 19,6 Mtep de cultivos energéticos y 3,8 Mtep de residuos forestales y agrícolas. La producción de biocombustibles y un uso energético excesivo de los residuos forestales y agrícolas no es deseable, dadas sus repercusiones sobre la diversidad biológica, los suelos y el ciclo hidrológico, sin olvidar que lo más importante es producir alimentos, y no biocombustibles para los automóviles privados. El objetivo de alcanzar las 4,2Mtep en el 2.005 en la práctica supone duplicar el consumo oficial de biomasa. La obtención de biogás en digestores a partir de residuos ganaderos reducirá las emisiones de metano, y debe ser promocionada, con el fin de reducir la contaminación, obtener fertilizantes y producir energía.



Situación española
España será uno de los países más perjudicados por el cambio climático: para el año 2.050, según el Hadley Center, habrá un aumento general de las temperaturas (unos 2,5 grados centígrados), más acusado en los veranos, las precipitaciones se reducirán en un 10 por ciento y la humedad del suelo en un 30 por ciento, y la práctica totalidad de los 3.000 kilómetros de playas desaparecerán, debido a la elevación del nivel del mar y a procesos erosivos. El cambio climático supondrá más incendios forestales, más erosión y desertificación, y más sequías, inundaciones y fenómenos tormentosos en el área mediterránea, como la llamada gota fría.
La producción agrícola disminuirá sensiblemente, al igual que la producción hidroeléctrica, y nuestra principal industria, el turismo de sol y playa, se verá seriamente afectado, tanto por la desaparición de playas como por el aumento de las temperaturas en los países emisores. Todas las poblaciones costeras se verán afectadas por la subida del nivel del mar. Numerosas especies de fauna y flora podrían desaparecer.
Dadas las consecuencias del cambio climático en España, cabría esperar una política beligerante por parte de la Administración. Y sin embargo ésta deja traslucir la mayor de las indiferencias, cuando no el más trasnochado desarrollismo, reclamando el derecho a contaminar más (un aumento del 17% entre 1.990 y el 2.010). Si todos los países asumiesen los argumentos defendidos por el gobierno español, las emisiones mundiales de gases de invernadero habrían de crecer en un 65 por ciento para el año 2.000.
El objetivo del gobierno español para las emisiones de CO2, según las últimas proyecciones, es aumentarlas en un 14% para el año 2.000 (258.247 miles de toneladas, kt) respecto a 1.990 (226.422 kt), y en un 24,74% para el 2.010 (282.440 kt) respecto a 1.990. Entre 1.990 y el 2.010 las proyecciones del gobierno, por sectores y para el CO2 de origen energético, son las siguientes: disminuirán un 3% en la industria, crecerán un 73% en los transportes, aumentarán un 42% en servicios y usos domésticos y sólo un 5% en el sector transformador de la energía (por la sustitución de carbón por gas natural). Las emisiones de CO2 de origen no energético en principio no se espera que aumenten, pero se carece de todo tipo de proyecciones.
El gobierno proyecta para el conjunto de los gases de invernadero (CO2, CH4 y N2O) un aumento del 11,78% para el 2.000, y del 20,10% para el 2.010, en equivalente de dióxido de carbono, según los potenciales de calentamiento global a 100 años. La diferencia entre el 20,1% para el 2.010 y el 17% de incremento, en el marco del acuerdo del Consejo de Ministros de la UE de marzo de 1.997, significa el esfuerzo adicional que está dispuesto a hacer el gobierno español.

Gaia Diciembre 1997

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